PANELES 12 Y 13: DISOLUCIÓN DE LA JAE Y EL CSIC EN EL FRANQUISMO

La guerra civil y, posteriormente, la dictadura de Franco dio al traste con esta oportunidad única para la reincorporación de España al panorama de la Ciencia, abandonado desde hacía siglos.

EL FRANQUISMO. 

La guerra civil frenó en seco los embriones de un sistema científico en España. Las bases ideológicas y culturales de la dictadura del general Franco representaron un retroceso de alcance histórico para el débil y frágil entramado científico español. El exilio, que significó la sangría de una parte sustancial del capital humano de la cultura española, incluido el componente científico, provocó una descapitalización que tardó decenios en ser solventada. Además, la depuración emprendida tras el fin de la guerra por los vencedores golpeó con extremada dureza al sistema educativo y científico español, las depuraciones de maestros, profesores universitarios y científicos excluyeron de la práctica profesional a miles de personas capacitadas, condenadas a un duro y amargo exilio interior.

La continuidad de la actividad científica y del espíritu con el que nació la JAE fue imposible tras la finalización de la guerra civil. El carácter reaccionario que alimentaba el llamado bando nacional veía en la JAE, al ideario que la inspiró y vio nacer y, a sus hombres como enemigos y causantes del mal que se pretendía extirpar a sangre y fuego.

 DISOLUCIÓN DE LA JAE.

El 19 de mayo de 1938, en plena guerra civil, el gobierno franquista, instalado en Burgos, decretó el cese de las actividades de la JAE, aunque la Junta siguió funcionando en la zona republicana hasta el final de la guerra, habiendo transferido sus funciones a un recién fundado Instituto de España, manteniendo la Junta una delegación en Valencia, apoyada por el gobierno legítimo de la República, que posteriormente se trasladó a Barcelona. En octubre de ese mismo año Tomás Navarro Tomás nombró Subdelegado de la JAE en Madrid a Luis Calandre, Director del Hospital de Carabineros instalado en la Residencia de Estudiantes, con objeto de mantener sus actividades e inventariar los laboratorios, uno de los cuales, el de Anatomía Microscópica, había estado bajo su dirección. El final de la contienda condenó a Luis Calandre al exilio interior, siendo sometido a dos procesos que le llevaron a prisión.

Igualmente, a lo largo de la guerra, muchos de los científicos de la JAE se vieron obligados a abandonar el país. Un grupo de ellos, ligados estrechamente a la Casa de España en México, fue el encargado de fundar la revista que reunió al exilio científico español, “Ciencia, revista hispano-americana de Ciencias puras y aplicadas”. El 1 de marzo de 1940 aparecía el primer número de esta revista bajo la dirección de Ignacio Bolívar Urrutia. (https://elpais.com/elpais/2015/07/24/ciencia/1437736052_945031.html)

EL CSIC EN EL FRANQUISMO

En el bando franquista, las voces contra la Junta, su ideario, actuación y principales figuras retomaron con renovada virulencia las críticas que desde los sectores más conservadores de la sociedad española se habían pronunciado desde su nacimiento, llegando a niveles de la ofensa personal, la injuria y la falsedad.

El 24 de noviembre de 1939, el dictador Franco promulgó la Ley fundacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), asumiendo la presidencia el Ministro de Educación, José Ibáñez Martín, quien contó con la estrecha colaboración de José María Albareda, nombrado secretario general. Esta Ley fue publicada en el BOE al día siguiente, con la que el nuevo régimen franquista, aprovechándose de los laboratorios, diversos locales y centros de la JAE, asumió todas sus competencias.

Dicha Ley disponía que en adelante:

[...] “Todos los Centros dependientes de la disuelta Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, de la Fundación de Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas y los creados por el Instituto de España, pasarán a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas”.

Ibáñez Martín, murciano y lorquino, fue quien, como ministro de Educación entre 1939 y 1951, asumió la decisión de “re-cristianizar la sociedad”.

Es necesario especificar que el CSIC fue fundado con un espíritu diferente e incluso antagónico al de la JAE, como puede leerse en sus leyes fundacionales,​ o en el discurso de su fundador y presidente José Ibáñez Martín, para liquidar:

[...] todas las herejías científicas que secaron y agostaron los cauces de nuestra genialidad nacional y nos sumieron en la atonía y la decadencia... Nuestra ciencia actual, en conexión con la que en los siglos pasados nos definió como nación y como imperio, quiere ser ante todo católica”.

José Ibáñez Martín,  en el discurso inaugural del CSIC, sus palabras dejaban poco espacio para dudar de los nuevos y negros aires con los que su Dictadura  contemplaba la Ciencia (Documento 5). El 10 de febrero de 1940 promulga el primer Decreto de regulación del CSIC (Documento 12)

 (Luis Enrique Otero Carvajal, La destrucción de la ciencia en España)

La represión vació la universidad: De los 580 catedráticos que había, 20 fueron asesinados, 150 expulsados y 195 se exiliaron. Según el historiador Manuel Castillo “la Iglesia supervisó o participó en cada una de estas denuncias”.


EL EXILIO DE LA CIENCIA ESPAÑOLA Y DESTRUCCIÓN DE SU EDAD DE PLATA. UNA PÉRDIDA IRREPARABLE.

En 1939 se organizó en París la Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero (UPUEE), presidida por Gustavo Pittaluga, catedrático de la Facultad de Medicina de Madrid y fundador de la Escuela Nacional de Sanidad. Tras la ocupación alemana de Francia, Pittaluga se trasladó a Cuba donde residió todo su exilio; allí organizó la Primera Conferencia de Profesores Universitarios Españoles en el Exilio, en 1943, donde se decidió trasladar la sede de la UPUEE a México. Del exilio iniciado en 1939 formaban parte de la UPUEE: 73 catedráticos de universidad, sobre un total de los 579, que existían en agosto de 1935, incluidos los que estaban en situación de excedencia y 142 profesores de universidad, haciendo un total de 215 profesores.

La instauración de la Dictadura de Franco supuso la salida hacia el exilio de una parte sustancial de la intelectualidad y los científicos españoles, lo que constituyó un golpe irreparable para las expectativas abiertas con la JAE de mantener un sistema científico capaz de integrar a España al panorama de la Ciencia.

El exilio se extendió a los científicos e intelectuales de todos los ramos de la ciencia y del saber, de una gran talla, como los mencionados en esta sala de Exposición:

-          Juan Negrín (Presidente de la República, Médico Investigador Fisiólogo)

-          Ignacio Bolívar,

-          Blas Cabrera y Felipe (nominado al Nobel de Física en 1910 y 1930),

-          Pío del Río Hortega (nominado al Nobel de Medicina en 1929 y 1933),

-          Miguel Antonio Catalán Sañudo,

-          Rafael Altamira,

-          Claudio Sánchez Albornoz,

-          Luis Jiménez de Asúa,

-          José Ortega y Gasset,

-          Américo Castro,

-          Cándido Bolívar,

-          Gonzalo Rodríguez Lafora,

-          Antonio Madinaveitia,

-          Rafael Lorente de No,

-          August Pi i Sunyer,

-          Enrique Moles,

-          Manuel Martínez Risco,

-          Pedro Bosh Gimperá,

-          José Castillejo,

-          Alberto Jiménez Fraud,

-          Odón de Buen,

-          José Giral,

-          José Trueta,

-          José Puche Álvarez,

-          Rafael Méndez,

-          José María García Valdecasas,

-          Enrique Rioja Lo-Bianco,

-          José Cuatrecasas,

-          Luis A. Santaló,

-          Ángel Garma,

-          Francisco Durán Reynals,

-          Severo Ochoa (Nobel de Fisiología y Medicina en 1959),

-          Arturo Duperier

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EXPOSICIÓN CIENCIA, EXILIO Y DEMOCRACIA 2022 AFEReM

MUSEO DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA DE 10 DE FEBRERO A 10 DE MARZO DE 2022 Horario para visitas guiadas: 10:00 a 13:00 y 17:00 a 20:00, de lun...