PANEL 20: CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS (CSIC)

 A finales de 1977, recuperado ya el sistema democrático en España, se publica un nuevo reglamento que supone una ruptura con la etapa anterior y se convierte en el texto sobre el que se han articulado todas las reglamentaciones posteriores. 

Las finalidades que fija su preámbulo son las siguientes: 

-Flexibilizar la rigidez administrativa que afectaba al Organismo; 

-Articular la participación del personal en los distintos niveles de decisión;  

-Reformar desde abajo para reestructurar las unidades básicas de investigación.

-Hacer compatible una gestión administrativa unificada con un respeto a la diversidad de especialidades y de institutos.

CESIC

En 1978 se aprueba la Constitución española, cuyo Artículo 44, sección 2, consagra que “Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general” (Foto, Documento 15).  En el aspecto jurídico quedó definido como un “organismo autónomo del Estado”. La nueva realidad política y científica española, plasmada en el incremento de la capacidad investigadora de las Universidades y de la descentralización autonómica, imprimió un nuevo rumbo a la actividad del CSIC, que inició la colaboración con otras entidades en base a dichos principios. Sobre tales presupuestos se establecieron colaboraciones que dieron lugar a la creación de numerosos institutos mixtos y de investigación por toda la geografía hispana.

EL CSIC: CIENCIA Y DEMOCRACIA

Según Henry E. Sigerist, historiador de la Medicina (1938): “difícilmente puede ser una mera coincidencia que la ciencia haya florecido, precisamente, en periodos democráticos”. En 1982 José Gómez-Acebo, investigador científico y Miembro de la Junta de Gobierno del CSIC decía que “La instauración de la democracia en España no ha cambiado por el momento las bases para un desarrollo de la ciencia…”, sino que “desde 1975, el socavón cultural y científico ha ido en aumento… y los pactos de la Moncloa incidían en el olvido y marginación de la universidad y la ciencia…Urge el rearme cultural y científico de España a través de una reconversión de los políticos actuales, que deben de abandonar su estructura mental cultural franquista sustituyendo su voluntarismo democrático por el concepto de que el progreso cultural científico-técnico no es un lujo de la democracia, sino que, al contrario, ésta es un lujo de lo primero” (EL PAÍS, 13 de febrero de 1982). 

En aras de una mejor adaptación del CSIC a las exigencias democráticas, su situación jurídica tuvo que llegar a una importante transformación. El Real Decreto de 21 de diciembre de 2007 lo ha transformado en agencia, situación jurídica creada para posibilitar un funcionamiento “con una mayor agilidad y autonomía”. Para responder a dicha necesidad se ha articulado un texto que permita una adaptación fácil a los continuos cambios que se experimentan en la sociedad y muy especialmente en el campo de la generación de conocimiento y de su conversión en elementos de desarrollo y bienestar social; y cuyo desarrollo quede en manos de los órganos rectores de la propia Institución.

Para llevar adelante este proyecto se han tenido en cuenta dos elementos importantes: la definición de una Presidencia “con carácter ejecutivo” y, sobre todo, la articulación de la actividad de acuerdo con un contrato de gestión, basado en los principios de calidad, transparencia y evaluación.

El 19 de septiembre de 2013, la Revista científica “Materia” celebró un encuentro “Salvemos la ciencia”, al que acudieron destacadas personalidades de la ciencia española reclamando más atención de medios y políticos, en un evento al que acudieron 300 personas y que siguieron 6.000 más por internet para reflexionar sobre el valor de la innovación y la inversión en I+D. Pero se convirtió en un acto de reivindicación de la importancia de la investigación en un momento como el actual (2013), en el que podría convertirse en una locomotora para ayudar al país a salir de la crisis.